Con sus altas torres, su cancha de polo y su extensa lista de bares y restaurantes con la calle Báez como eje principal del movimiento, Las Cañitas se presenta como una zona eminentemente gastronómica, tanto es así que fueron los locales gastronómicos los que cambiaron la fisonomía del barrio a principios de los ‘90.
La zona fue poblándose también de originales tiendas de indumentaria y decoración, a lo que se suma la presencia de íconos porteños como el Campo Argentino de Polo, el Hipódromo Argentino y el Rosedal a pocas cuadras.